Cinco películas para entender el poder del vestuario masculino

Antes de que un personaje hable, su ropa ya está contando una historia.

En el cine, el vestuario no es un accesorio: es un lenguaje. Cada tela, cada corte y cada combinación son una decisión narrativa. Vestirse en pantalla significa revelar carácter, época y aspiraciones.

Hemos elegido cinco películas que no solo son valiosas en la historia del cine, sino que además muestran cómo el vestuario masculino puede convertirse en símbolo cultural y enseñanza de estilo.


 

In the Mood for Love (2000, Wong Kar-Wai)

Tony Leung interpreta a un hombre atrapado en un amor imposible, vestido siempre con trajes oscuros, camisas de cuello estrecho y proporciones ajustadas. Cada escena lo muestra contenido, disciplinado, impecable.

El vestuario aquí es metáfora: la elegancia es su forma de ocultar emociones. Y, al mismo tiempo, esa estética sobria y atemporal conecta con el presente: muchos de esos trajes podrían usarse hoy sin perder vigencia.

Richard Gere no solo protagonizó una película, sino que marcó un cambio en la moda masculina. Con trajes diseñados por Giorgio Armani, se consolidó la silueta fluida de los 80: hombros suaves, pantalones rectos, lujo despojado de rigidez.

El vestuario de Julian Kaye, su personaje, es elegante y seductor, pero también frío y calculado. Representa a un hombre que usa la ropa como armadura y como herramienta de seducción. La película es importante porque mostró al mundo que el estilo masculino podía ser moderno sin perder sofisticación.



In the Mood for Love (2000, Wong Kar-Wai)

Tony Leung interpreta a un hombre atrapado en un amor imposible, vestido siempre con trajes oscuros, camisas de cuello estrecho y proporciones ajustadas. Cada escena lo muestra contenido, disciplinado, impecable.

El vestuario aquí es metáfora: la elegancia es su forma de ocultar emociones. Y, al mismo tiempo, esa estética sobria y atemporal conecta con el presente: muchos de esos trajes podrían usarse hoy sin perder vigencia.



La Dolce Vita (1960, Federico Fellini)

Marcello Mastroianni, con su traje negro y sus gafas oscuras, encarnó la imagen del hombre moderno italiano. La silueta era simple, casi austera, pero la actitud lo transformaba en icono.

La película es mucho más que moda: es crítica, poesía y retrato de una época. Pero su legado visual convirtió al traje italiano en sinónimo de elegancia relajada. Ver La Dolce Vita es entender que el estilo no depende de adornos, sino de proporción y presencia.



Butch Cassidy and the Sundance Kid (1969, George Roy Hill)

Paul Newman y Robert Redford forman una de las duplas más memorables del cine. Más allá de la historia de forajidos, la película dejó un legado visual poderoso: un estilo que combina lo rudo con lo elegante.

Newman viste camisas claras, chaquetas de gamuza y pantalones de corte recto. Redford, sombrero, chalecos y botas. Nada es excesivo: son prendas funcionales que responden a la vida en el oeste, pero filmadas con una naturalidad que las convierte en icono.

Lo valioso es cómo, sin pretensión, el vestuario sigue siendo actual. Las camisas de algodón, las chaquetas y los tonos tierra se han reinterpretado una y otra vez en colecciones contemporáneas. La lección es clara: la simplicidad bien hecha permanece.


 

Call Me By Your Name (2017, Luca Guadagnino)

El verano italiano de los 80 está retratado en camisas holgadas de lino, shorts, mocasines y polos desabotonados. Timothée Chalamet y Armie Hammer representan una frescura que trasciende épocas.

El vestuario transmite juventud, libertad y descubrimiento. Pero lo valioso es que, cuatro décadas después, esa estética sigue funcionando: el lino arrugado, la camisa amplia y los tonos claros son fórmulas de estilo que permanecen.



Estas cinco películas muestran que el vestuario masculino no es simple acompañamiento. Es parte de la narrativa, define personajes y construye íconos culturales. Mirarlas con atención es aprender a observar: entender cómo una tela, un corte o un gesto pueden transformar la forma en que nos perciben.